Casa sobre una colina
Sotogrande
Este proyecto nació con la idea de conquistar con destreza una colina de muchísima pendiente y asentarse en lo alto para disfrutar de una vista plagada de vegetación. Nuestra intención era conseguir que la casa se eleve sobre el bosque, sin invadirlo y de manera grácil, sin un aparente esfuerzo . Se trataba de posicionarse en otro estrato de la colina para convivir con el paisaje. Cada uno con su espacio pero solucionando la integración en el conjunto. En este proyecto, el paisaje y la complejidad de la colina fueron un telón de fondo indispensable para la compresión del edificio.
Como punto de partida, se ideó una plataforma en la parte alta del terreno desde la que se descuelga una piscina en el paisaje. La puerta de acceso ofrece directamente una vista limpia del bosque. Esa plataforma distribuye el programa con dos simples gestos: un tubo transparente que recorta la plataforma para integrar un olivo milenario en el proyecto, y una escalera circular que crece hacia la planta de arriba. Tanto el olivo como la escalera son elementos que compositivamente generan empujes verticales en la plataforma incorporando la luz natural en el centro del edificio.
La forma de la casa responde a una estudiada geometría, con un sistema de proporciones entre los distintos espacios, con un dialogo compensado entre los espacios abiertos y cerrados. Consideramos imprescindible que el que habita un edificio entienda los espacios, los volúmenes y los recorridos de una manera muy clara. Todo nuestro esfuerzo está en simplificar las piezas y que la belleza sea el resultado de ese sistema de compensaciones entre el vacío y la materia. En la planta alta, los dos bloques de habitaciones y la doble altura que deja crecer la escalera están unidos por una pieza de otra naturaleza. La luz que entra en este prisma, dibuja aros de luz secuenciales que marcan el recorrido a las habitaciones. Este tránsito entre la luz y la ausencia de ella pone de manifiesto la relación de macla de ese espacio con los otros volúmenes, al mismo tiempo que enmarca el paisaje en sus dos extremos.